Los hábitos son unos compañeros que están presentes durante todo el día. ¿Te has preguntado alguna vez cuantos hábitos llevas a cabo durante 24 h?

Vamos a ver. Empezamos por la mañana. Posibles hábitos: ir al baño y coger las gafas que cada noche dejas ahí, ducharse, tomarse un café con la bebida vegetal que llevas meses tomando, vestirse y coger la corbata o el foulard que siempre guardas en ese cajón, ponerte los zapatos que siempre dejas en el mismo lugar, coger el bolso y las llaves que están en el recibidor, llegar al trabajo por el camino de cada día… ¿sigo? De hecho solo estoy por la primera hora del día.

Los hábitos son omnipresentes y extremadamente útiles. Imagínate por un momento que todo este trajín de la mañana lo hubieses de pensar a diario.

Ni las gafa, ni los zapatos, ni las llaves, ni el camino al trabajo. Nada. No encontrarías nada. Y además, se sumaría el haber de tomar decisiones como que quieres desayunar.

Se generan de forma natural desde la infancia. A medida que vamos pasando por situaciones y entornos, ponemos a prueba conductas internas. Si dicha conducta nos reporta una recompensa beneficiosa y no exageradamente costosa, la adoptamos hasta hacerla de modo “piloto automático”. Y es que a medida que estas acciones deliberadas se convierten en hábito se modifican distintos circuitos cerebrales. Es como si liberáramos espacio del disco duro para poder centrarnos en nuevas acciones.

Ahora bien, muchas veces las recompensas son nocivas y aunque a priori te parezcan beneficiosas, no lo son. Entre estos hábitos estaría el fumar, el comer en exceso dulces, el tomar ciertas substancias de abuso, beber alcohol y un largo etc.

La adquisición de hábitos es todo un proceso. Primero, toca aprenderlo y sospesarlo. Segundo, fijarlo a base de repetición. Tercero, pasarlos al automatismo, prácticamente de manera no consciente, permitiendo que la atención se centre en otra parte.

De hecho, si lo piensas, llega un momento que solo te das cuenta de algún momento de la secuencia del hábito. ¿Te ha pasado alguna vez de tras un largo día de trabajo, cenar, sentarte, ir a por un puñado de frutos secos y de repente encontrarte frente la TV con el paquete de frutos secos ya terminado? ¿Qué paso entre medio? ¿Qué pasó entre acabar de cenar y terminarte toda la bolsa de los frutos secos?

Charles Duhigg explica en “El poder de los hábitos” de manera muy sencilla, cómo se generan estos hábitos. El entender cómo se generan, abre la puerta a poderlos modificar. Y esto, ¡es fantástico!

El autor explica los tres componentes del círculo del hábito.

El círculo se compone de SEÑAL, RUTINA y RECOMPENSA.

  1. La señal es eso que nos indica que debemos empezar. Es el disparador.
  2. La rutina es la acción, el hábito en sí.
  3. La recompensa es el beneficio ya sea bueno o malo o neutro.

Volvamos al caso de la bolsa de frutos secos.

  1. La señal podría ser acabar de cenar y sentarme frente el televisor.
  2. La rutina comer frutos secos.
  3. La recompensa relajarme o darme un premio por el día tan duro que he pasado o lo mismo evitar hablar con mí pareja.

Así pues, por muy saludables que sean los frutos secos, probablemente, de continuar con el hábito, en un año la balanza dirá que se han ganado unos quilitos.

Te invito a que identifiques un hábito que quieres modificar. ¿Cuál es la señal? Y ¿la recompensa?

Como profesional de Diet Coach te ayudo a descubrir:

  • Ciertas rutinas adquiridas, que en algún momento te resultaron beneficiosas, ahora se han vuelto nocivas
  • Las señales que disparan las acciones.
  • Las alternativas a las señales y a las rutinas.
  • La necesidad que cubre la rutina versus la recompensa y que otras rutinas no nocivas podrían cubrir la misma necesidad.

Trabajar los hábitos en consulta de dietética o diet coaching es una herramienta muy potente para lograr cambios en la alimentación y en la adquisición de hábitos deportivos.

Me gustaría finalizar este post con 2 frases que me gustan especialmente sobre este tema.

“El secreto para romper permanentemente cualquier mal hábito es amar algo más grande que el hábito” Bryant McGill (líder de pensamiento, activista y emprendedor social)

“Nadie se desembaraza de un hábito tirándolo por la ventana; hay que sacarlo por la escalera peldaño a peldaño” Mark Twain (escritor de Les aventures de Tom Sawyer)

¿Te ayudo con los peldaños?

BIBLIOGRAFIA

Graybiel, Ann. (2008). Habits, Rituals, and the Evaluative Brain. Annual review of neuroscience. 31. 3º59-87. 10.1146/annurev.neuro.29.051605.112851.

Graybiel, Ann., Smith,Kyle. Psicobiología de los hábitos. Investigación y ciencia, nº 455. ISSN 0210-136X

Duhigg, Charles. (2019) El poder de los hábitos. Barcelona, España : Penguin Random House Grupo Editorial

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