Los «hábitos clave» o «hábitos fundamentales» son términos traducidos para referirse a los «Keystone habits» de Charles Duhigg. Básicamente, son esos hábitos que tienen un efecto dominó en otros aspectos de nuestra vida, como una ficha clave en un juego de dominó que desencadena una serie de cambios. De tal manera que influyen en la manera de pensar, sentir y actuar más allá del “radio” propio del hábito.
Imagínate que sufres mucho estrés laboral y decides comenzar la práctica de meditación o realizar respiraciones conscientes durante 10 minutos al día, o practicar yoga dos días por semana. Este hábito clave puede comenzar a pivotar sobre otros: comer más despacio, dormir mejor, aumentar el control en la comunicación, estructurar mejor el tiempo, mejorar la productividad…
Voy a llevar esto al terreno de la alimentación. ¿Me sigues? Se sabe que el comer emocionalmente, definido como comer en respuesta a emociones positivas, está asociado con una ingesta excesiva de alimentos y, en consecuencia, con un aumento de peso. Esto puede suceder por dos motivos:
- Confundir el hambre con otras sensaciones de excitabilidad o irritabilidad.
- Comer para aliviar emociones negativas con las que no se ha aprendido a lidiar.
Y, ¿qué tipo de comida crees que se ingiere en estas situaciones? ¡Exacto! Dulces y comidas más grasas. Por lo tanto, es lógico deducir que esto va a tener un impacto en el peso corporal. En consecuencia, parece igual de lógico pensar que hacer frente a esta ganancia de peso con dietas restrictivas no va a ser la solución. Al contrario, va a generar más hambre emocional. Por eso, una estrategia puede ser buscar un hábito clave que acabe influyendo en esta área. ¿Cuál podría ser? Existen varios, pero uno bastante infalible es el ejercicio físico.
El ejercicio físico mejora el estado de ánimo al disminuir la ansiedad y la depresión. De hecho, hay evidencias que sugieren que la actividad física tiene una asociación inversa con la alimentación emocional.
Actividad física = menos comer emocional.
Aquí empieza la partida de dominó.
Primera ficha: ejercicio;
Segunda ficha: menos angustia emocional;
Tercera ficha: menos comer emocional;
Cuarta ficha: mejores elecciones como fruta y verdura en lugar de dulces o alimentos altos en grasas;
Quinta ficha: mejora del peso corporal.
¿Cuáles crees que podrían ser las siguientes pistas?
Trabajar los hábitos es una apuesta segura para el éxito en cualquier área de tu vida. Si no sabes por dónde empezar con tus hábitos alimentarios, te invito a que pruebes con sesiones de coaching nutricional.
Si lo deseas puede contactar conmigo mediante correo electrónico info@intimasalut.com
Cristina Gracia
Coach Nutricional y dietista
Bibliografía
Simone Dohle, Christina Hartmann & Carmen Keller (2014) Physical activity as a moderator of the association between emotional eating and BMI: Evidence from the Swiss Food Panel, Psychology & Health, 29:9, 1062-1080, DOI: 10.1080/08870446.2014.909042
Foto original de Karolina Grabowska: https://www.pexels.com/es-es/foto/comida-ensalada-mujer-sujetando-5714309/