La moxibustión tiene sus inicios dentro del campo de la medicina, o de la pre-medicina, aún antes que la acupuntura. La aplicación de calor como método de tratamiento durante el paleolítico, una vez descubierto el fuego, es su precursor más antiguo.
Existen diversas variantes dentro de la técnica de moxibustión, siendo una de ellas el okyu. El okyu es la técnica que tiene mayor efecto sobre la química sanguínea, el sistema inmunológico y los factores de coagulación. Su estímulo parece trabajar especialmente a nivel de Sangre (mientras que la aguja trabaja más a nivel de Qi). Tiene efecto analgésico y antiinflamatorio global y local, inmunomodulador, antianémico, reforzante de la constitución global, regulador del pH de la sangre y actúa sobre los factores de coagulación.
Durante el embarazo, siempre en función de cada mujer y cada momento de la gestación, la moxibustión es una técnica empleada en el tratamiento de síntomas habituales tales como la náusea, el vómito, el reflujo gástrico, y el estancamiento y la retención de líquidos en las piernas. Es además una técnica efectiva y segura, avalada por la OMS, para ayudar al feto a pasar de posición podálica (bebé de nalgas) a una posición cefálica (bebé de cabeza).
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Rosana Torres Saavedra
Acupuntora